“Siempre tenía un fin: África. Iba de vacaciones y volvía con un vacío tremendo. Con el tiempo, me metí de lleno en ese mundo maravilloso del dar y del recibir mucho más a cambio”. Ese “tiempo” es el año 2010 y la reflexión a modo de diario es de Carmen Gil, presidenta de Museke, quien este pasado lunes relató en la sede del COMCADIZ sus sentimientos transformados en acciones reales, las que han llevado a Museke en los últimos ocho años a actuar en salud, educación y desarrollo económico en Nemba, una zona rural en la provincia norte de Ruanda. La presentación corrió a cargo de la Dra. Carmen Sebastianes, de la Sección de Cooperación del COMCADIZ, quien destacó precisamente ese enamoramiento de África que está en el nacimiento de Museke: “Cuando ese sentimiento se apodera de nosotros, surge la necesidad de cuidar, proteger, ayudar eso que amamos”, precisó

A partir de aquellas primeras experiencias, Carmen Gil tenía claro que “no quería un viaje solidario sino que me cambiara la vida”. Comenzaron con un comedor para veinte menores y hoy atienden a 220 niños y niñas. A su alimentación han sumado el seguimiento y control de enfermedades, pero también la mejora del ámbito familiar de estos menores y a proyectar nuevos cultivos con los que aspiran a mejorar su seguridad alimentaria. Las actuaciones de Museke comprenden además talleres de sensibilización, programas de becas para estudios superiores, una granja avícola o un sistema de microcréditos para el futuro.

“Museke es pequeña –explicó Carmen Gil- pero nuestra ayuda es directa y toda ella va dirigida a los programas de asistencia”. En la actualidad Museke apadrina además a 36 menores, a los que cubre la alimentación, higiene, enseres o asistencia sanitaria básica. Sus beneficiarios son en amplitud familias en situación de extrema pobreza, huérfanos o abandonados y familias desestructuradas. “Nuestros niños son niños Museke, pertenecen a nuestra organización y son niños que sonríen”, apuntó en su intervención Faustino Pérez, de la Junta Directiva de esta asociación, en un guiño al nombre de Museke, que en Kiñawanda significa SONRíE.

En su presentación en el COMCADIZ, Museke ofreció testimonios directos, muy vivos de la experiencia en terreno. “No podía imaginar tanta pobreza y falta de medios e infraestructuras, a pesar de su riqueza natural”, relató Pino Curbelo, una de las voluntarias de Museke. Ruanda es el País de las Mil Colinas, un país verde, rico en agua y también el país de África con mayor densidad de población, lo que dificulta la actividad agrícola a la que se consagra su gente. En este contexto, y superando los tropiezos, Museke se va haciendo un hueco, se va haciendo cada vez más grande.

Puedes conocer la actividad de Museke y prestar tu colaboración en www.asociacionmuseke.org